De como la semiología se ve amenazada y a su vez impulsada por las nuevas tecnologías y exámenes complementarios
por Alberto AgrestLa semiología es el arte de descubrir o develar síntomas y signos cuya significación permite elaborar un diagnóstico usando imaginación y conocimiento, información y experiencia. La semiología devela síntomas con la anamnesis y signos con el examen físico. La anamnesis es escuchar y preguntar, el examen físico es observar, palpar, percutir y auscultar sin olvidar oler. El gustar es importante pero no se utiliza en el examen físico médico. La historia de la semiología se comporta como la ventilación pulmonar "first in last out" y "last in first out". La semiología comenzó con la anamnesis a la que se incorporó la observación, más tarde la palpación y finalmente la auscultación. En el orden inverso se van perdiendo estas habilidades, ya no se ausculta, ya no se palpa, se observa cada vez menos y la anamnesis se ha visto reducida a un interrogatorio escrito con preguntas que se tildan por sí o por no.
Por supuesto existen los nostálgicos de la semiología, los que escuchaban al paciente, que preguntaban para aclarar o rescatar del olvido, los que observan y buscan lo que se ofrece a la vista, los que palpan todo lo que sea palpable y auscultan todo lo que sea auscultable, y no les va tan mal en cuanto a utilidad para el paciente se refiere, pero les va mal porque todo esto demanda tiempo que nadie paga y exige el esfuerzo de tolerar la incertidumbre ya que la certeza parece ofrecerse con métodos auxiliares, por cierto con más costo económico, con más riesgos, con más hallazgos incidentales que desviarán la atención del paciente al hallazgo, con más regocijo para la industria médica y hasta con más satisfacción de los mismos pacientes a los que se ha inducido a exigirlos, y con la calma que da a los médicos transferir la responsabilidad a los especialistas de los servicios auxiliares.
El problema no es si los diagnósticos son más precisos con métodos que no podemos llamar más auxiliares porque se han convertido en primordiales, el problema que debemos resolver es si se ganan más años de vida, si siempre son necesarios para tomar decisiones y si los logros justifican los costos. Si los médicos estamos en condiciones de limitar la información inútil sin que para ello los administradores nos castiguen por una demanda desmesurada de recursos.
La semiología, la anamnesis y el contacto físico constituían las bases de no sólo del diagnóstico sino también de la relación médico paciente, el abandono de estos recursos será perder humanidad en la actividad médica, perder el placer de resolver un diagnóstico con una pregunta oportuna, con una auscultación que nadie ha hecho, con una palpación que descubre dolor donde las ecografías, tomografías y resonancia no habían demostrado anormalidad y hasta oler alcohol o tabaco en alguien que niega alcoholismo o tabaquismo y permite un éxito asistencial que no se logra de otro modo.
Quizás no se trate del ocaso de la semiología sino el renacer de una nueva semiología, la que pone el esfuerzo en el arte de descubrir lo que los recursos auxiliares no consiguen hacer o lo hacen con mayor agresividad, con mayor riesgo y siempre con mayor costo y diluyendo responsabilidades.