por Dr. Jorge D. Lemus (Extraído del Boletín de la Academia Nacional de Medicina Vol 91. Año 2013)
Beethoven nació en Bonn el 16 de diciembre de 1770, de familia constituida por Johann van Beethoven (1740-1792) y María Magdalena Keverich (1746-1787), hija del cocinero de la Corte y anteriormente casada con un mayordomo. Parece definitivamente probado que la familia Beethoven tuvo su origen en Holanda y Bélgica. Un tal Cornelius van Beethoven habría vivido en Malinas en la segunda mitad del siglo XVII y sería, por tanto, padre de Michel van Beethoven, abuelo de Louis y tatarabuelo del compositor. La familia vivía en una discreta buhardilla de la Bonn-gasse, que será el primer observatorio desde donde el pequeño Ludwig contemplaría el Rin.

El padre, músico de no gran alcance, tenor, violinista y pianista, al igual que su abuela paterna, Josepha, eran alcohólicos. Su abuelo paterno era un comerciante en vinos. Su madre, María Magdalena, falleció a los 41 años de tuberculosis. De sus seis hermanos, sólo tres sobrevivieron a la niñez y al menos uno de ellos, Kasper Karl, también murió de tuberculosis. De esta manera, es fácil entender el ambiente familiar de alcoholismo y tuberculosis que rodeó a Ludwig desde pequeño. El padre agredía, entre otros desórdenes, a su esposa y a sus hijos. Por el contrario, recibió afecto de su madre y de su abuelo Louis, quien introdujo a su nieto en la música.

Su padre no gana suficiente con su empleo en la Corte (miembro del coro y luego tenor), y la infancia de Ludwig transcurre en una atmósfera bohemia y sórdida, ensombrecida siempre por las preocupaciones económicas. El pequeño Beethoven conoce muy pronto la humillación de acudir a la policía para identificar a su padre entre los borrachos capturados.

A diferencia de Mozart, la vocación de Beethoven podría decirse que fue impuesta por su padre Johann, quien encerraba al niño en una habitación para que practicara en un pianoforte. Cuando Ludwig apenas tenía siete años, Johann organizó un concierto y lo hizo figurar con una edad menor.

Johann pronto se percató que no podía seguir como maestro de su hijo, y por ello le buscó nuevos profesores. De esa manera apareció Tobías Pfeiffer, un músico bohemio que inclusive vivió en la casa de los Beethoven mientras enseñaba al niño con un método peculiar. Pfeiffer y Johann bebían hasta altas horas de la noche y levantaban al niño para que tocase el piano; en ocasiones acudían a la violencia. También hubo otro maestro, Franz Rovantini, que le dio clases de violín y piano.

En su época de estudiante revelaba una estatura más bien baja, con cuello corto, cabeza grande y nariz redondeada. El rostro tenía señales de haber padecido viruela. El cabello oscuro, así como el color de su tez, llevaron a sus compañeros a denominarlo afectuosamente "el Español”. Tenía ojos gris-azulado y una cabellera que -cuando se agitaba tumultuosamente- "adquiría un aspecto demoníaco”.

A fines de 1801 se enamoró de una joven de 17 años, la Condesa Giulietta Guicciardi, su alumna de piano, con intercambio de numerosa correspondencia; Beethoven le dedicó su Sonata conocida como Claro de Luna. Luego tuvo una relación con Elisabeth Rockel (verdadera destinataria del Para Elisa).

También tuvo romances con la cantante Magdalena Willman (en 1795 rechazó su propuesta de casamiento), con Josephine y There- se von Brunswik, y con María Therese Malfatti. También con Betina Brentano y con Amalie Sebald, pero nunca se unió matrimonialmente.

Existen diversas evidencias que de su relación con Josephine von Brunswik (la "amada inmortal” de sus cartas) habría nacido Minona Stackelberg (1813-1897), nacida el 9 de abril de 1813; resultaría ser hija de Beethoven, habiendo sido supuestamente concebida en un encuentro en Praga. Sus primeros años no son malos para su carrera; el nuevo elector Maximiliano Francisco, le protege y le asigna un sustancioso sueldo de 170 florines.

En Beethoven habrían de confluir dos poderosas fuerzas que con el paso del tiempo serán evidentes: Haydn, del que recogió los cortos motivos basados en la armonía del acorde, tan buenos para el desarrollo sinfónico, y Mozart, con sus temas más dulces y cantábiles.

La música de Beethoven recogió gran parte de la herencia clásica; lo cierto es que al principio de su carrera como compositor, su estilo parecía estar más cerca de otros músicos menos conocidos como Hummel, Weber y Clementi. El estilo clásico de Haydn y Mozart fue descubierto por Beethoven mucho más tarde al instalarse en la cosmopolita Viena. Otros opinaron: "Lo que une a los tres maestros no es un contacto personal ni su insolvencia e interacción mutuas, sino su forma de entender el lenguaje de la música, como un todo y su decidida contribución al definirlo o modificarlo”.

Beethoven dio plena entrada a la expresión del sentimiento personal más íntimo y sincero. Politizó la música, en el sentido de que ésta pasó de ser un mero entretenimiento cortesano a un arma para luchar contra la tiranía. Revolucionó el arte de la interpretación pianística, enriqueciendo todos los géneros de la música instrumental, sobre todo y en menor cuantía el vocal, al darle mayor amplitud y fuerza. La gran aportación del compositor fue el dar a la música una profundidad y una tensión psicológica sin igual hasta ese momento, liberando al arte musical de los estrechos cánones establecidos.

ENFERMEDADES DE BEETHOVEN

El primer período de afecciones data desde su niñez hasta alrededor de 1802, en que se da a conocer como pianista y comienza su prodigiosa senda de compositor. En esta época tuvo viruela, la que dejó las clásicas marcas en su cara. Tenía la apariencia de ser un niño frágil, enfermizo, con infecciones respiratorias frecuentes, catalogado como asmático, pero siempre con el temor de ser también víctima de la tuberculosis. Asimismo, de niño tuvo un cuadro febril que fue diagnosticado como una tifoidea.

Un listado de las enfermedades que tuvo Beethoven luego, a lo largo de su vida adulta, o al menos las más conocidas, y en las que existe mayor acuerdo de su existencia por parte de los diferentes autores, incluyen:• Viruela - Tifoidea - Infecciones bronquiales a repetición - Asma - Enfermedad intestinal tipo colon irritable - Sordera - Enfermedades oculares (de refracción e inflamatorias) - Cirrosis hepática - Colelitiasis - Pancreatitis crónica - Neuropatía - Necrosis papilar renal - Diabetes - Enfermedad articular - Saturnismo.

A pesar de ello, la extraordinaria genialidad y productividad musical de Beethoven no fue disminuida por la influencia de sus múltiples dolencias, sino que por el contrario, en períodos críticos, ésta se vio incluso exacerbada.

Abordaremos cada una de estas posibles afecciones:

SORDERA

De todas las enfermedades de Beethoven, la sordera es la que ha motivado una mayor inquietud por determinar sus causas y existen más de 150 trabajos al respecto en la literatura. Lamentablemente, la falta de precisión de los hallazgos de autopsia, natural para la época, con ausencia de estudio histológico, el extravío no explicado de los huesos temporales y del oído y algunos errores de traducción de la versión en latín de la autopsia, han contribuido a que, pese al gran interés, no existe hoy día acuerdo ni claridad al respecto.

Entre las múltiples causas de su sordera, se ha mencionado el trauma acústico, explicado por el maltrato físico que el compositor recibió de niño por parte de su padre, quien al exigirle destrezas musicales, con frecuencia golpeaba sus oídos. El alcoholismo y la acción de drogas ototóxicas también han sido invocados sin mayor fundamento. La arteriosclerosis, la amiloidosis, la sarcoidosis, la tuberculosis, la sífilis, la brucelosis, una meningolaberintitis tampoco han podido ser razonablemente apoyadas por los análisis posteriores. Entre las causas infecciosas, también se ha pensado en una otitis media, descartada por algunos por la ausencia de secreción ótica; la tifoidea que aparentemente tuvo Beethoven en su juventud también ha sido mencionada como una posible causa infecciosa de su sordera. Otras causas, menos fundamentadas, incluyen la enfermedad de Whipple u otra enfermedad autoinmune, daño cerebral, una enfermedad hereditaria, reumatismo, enfermedad de Paget, entre otras. A favor de la hipótesis luética se han manifestado varios clínicos, por su carácter de enfermedad multisistémica, capaz de causar disfunción progresiva de múltiples órganos en un período de muchos años. Entre éstos se encuentran los síntomas oculares debidos a iridociclitis, compromiso de pares craneanos, especialmente el octavo par, con pérdida auditiva sensorio neural, y los síntomas de disfunción hepática de tipo cirrosis.

Dentro de la maraña etiológica en la búsqueda de la explicación de su sordera, parece haber mayor inclinación hacia un mecanismo mixto: un compromiso neurosensorial, agravado por algún defecto de conducción menor, y la otosclerosis. Entre los argumentos para la causa neurosensorial, se destacan la pérdida inicial de la audición para los sonidos de tono alto, su elevación de la voz al hablar y la intolerancia a los ruidos ambientales. Los hallazgos de la autopsia de adelgazamiento o atrofia de los nervios auditivos apoyan este mecanismo causal. Beethoven mantuvo un tiempo la percepción de algunas frecuencias por conducción ósea, con la ayuda de una varilla de madera colocada entre sus dientes y apoyada sobre el piano para captar los cambios de vibración. La hipótesis de una otosclerosis se apoya en la instalación lentamente progresiva de su sordera y en la presencia de tinnitus, que en alguna ocasión relató el compositor en sus cartas. Contra este diagnóstico, está el hecho de que no hay historia familiar de otosclerosis, no hay síntomas vestibulares, muy comunes en esta enfermedad, y aparente ausencia de evidencia de fijación de los huesecillos en la autopsia.

Independientemente del desconocimiento de las causas de su sordera, parece haber acuerdo en que Beethoven era poseedor del llamado oído absoluto, que es una capacidad perceptivo-cognitiva que permite al individuo que la posee discriminar con facilidad y exactitud los tonos de un sonido y reconocer las notas que lo componen. A pesar de que la sordera influyó en su carácter y en sus virtudes como pianista y director de orquesta, es impresionante apreciar que tanto su aparición precoz como su progresión lenta y sostenida hasta llegar a ser completa fueron acompañadas siempre de un crecimiento en su tremenda productividad musical, hecho que no puede explicarse sino por su genuina genialidad.

ALTERACIONES GASTROINTESTINALES

Sus manifestaciones gastrointestinales de frecuentes crisis de cólicos abdominales, diarreas, meteorismo y períodos de constipación han sido también motivo de múltiples elucubraciones etiológicas.

Así se han postulado como causas el colon irritable, una enteritis crónica post-tifoidea, la tuberculosis intestinal, la enfermedad de Whipple, una enfermedad inflamatoria intestinal como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, la sarcoidosis, la brucelosis, una deficiencia de IgA, la úlcera péptica, la colelitiasis y una intoxicación por plomo.

La causa más probable de sus males digestivos parece ser, a la luz actual, un colon irritable, enfermedad enteramente compatible con sus síntomas, presentes desde muy joven (1790), que se exacerbaban en períodos de estrés o de depresión, que no presentaron otras complicaciones mayores y que tenían buena respuesta a las curas termales y otros tratamientos sintomáticos. La ausencia de rectorragias, de fenómenos obstructivos, de abscesos o fístulas perianales va en contra de una enfermedad inflamatoria intestinal. La tuberculosis intestinal, la úlcera péptica y otra enfermedad orgánica intestinal parecen descartarse por la autopsia, que encontró el intestino aparentemente sin lesiones macroscópicas.

MANIFESTACIONES RESPIRATORIAS

La causa más probable de sus frecuentes síntomas catarrales respiratorios parece ser una bronquitis crónica. Las otras hipótesis que han pretendido explicarlos como secundarios a la fiebre tifoidea, ataques febriles de asma, la sarcoidosis y la tan temida tuberculosis, por parte del propio Beethoven, parecen no tener fundamentos y, además, la autopsia encontró también los pulmones aparentemente sanos. Escribe: "La estrechez de pecho me hace propenso a la tuberculosis”.

SUS ESTADOS DEPRESIVOS

Beethoven pasó el verano de 1802 en una tranquila localidad cercana a Viena llamada Heiligenstadt.

En ella descubrió que no podía oír las campanadas de la torre de la iglesia que se ve al fondo de la fotografía de su cuarto.

Adquirió la certeza de que su sordera era incurable. Esta noticia operó una profunda transformación en su ánimo, redactando una conmovedora carta que dirigió a sus hermanos, el llamado Testamento de Heiligenstadt.

Tenía momentos depresivos, incluso con ideas suicidas, pero con esfuerzos conscientes para superarlos. Era irritable, irascible, combativo, dominante, casi arrogante. Sin embargo, era también comunicativo y animado con sus amigos. En este período de crisis comenzó a llevar una vida disipada, con mujeres, prostitutas y consumo excesivo de alcohol. También se cree que tuvo síntomas y signos de Autismo. Según varios estudios, uno de cada 150 niños sufre de autismo. Albert Einstein, Isaac Newton, Mozart, Beethoven, Immanuel Kant y Hans Christian Andersen, son personajes que sufrieron algún tipo de autismo.

ENFERMEDADES OCULARES

Desde su juventud, Beethoven fue miope. Usó monóculos, gemelos de teatro y anteojos desde 1800. Luego desarrolló presbicia y requirió de lentes para leer. En el Museo existente en su casa en Bonn se encuentran tres pares de lentes que han sido sometidos a estudio optométrico. Hay un par de lentes cóncavos de -4 dioptrías (para la visión de lejos), otro par de lentes cóncavos de -1,75 dioptrías para leer y un monóculo de -3 dioptrías.

Además, la inflamación dolorosa de sus ojos, que el compositor describe desde 1823, ha sido interpretada como una conjuntivitis y también como una posible iridociclitis. Como otras de sus enfermedades, sus estudiosos han postulado la posibilidad de una uveítis asociada a otra enfermedad como diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal, sarcoidosis, inmunopatía (HLA-B27), sífilis congénita, artritis reumatoidea, policondritis recurrente, borreliosis, toxoplasmosis, todas ellas sin mayor evidencia la luz de la interpretación actual de sus alteraciones.

PANCREATITIS CRÓNICA Y DIABETES

Ambas enfermedades no han atraído mayormente a los interesados en el estudio del compositor. La pancreatitis crónica está bien descripta en los hallazgos de la autopsia como también apoyada por sus antecedentes de ingesta excesiva de alcohol. Parece poco probable que sea responsable de sus crisis de dolor abdominal, pues éstas comenzaron desde muy joven.

Una posible diabetes resulta de la especulación de su polidipsia, de la marcada pérdida de peso y de sus infecciones en la última etapa de su vida, las que se pueden explicar en forma relativamente fácil por otras razones. En la época no había métodos de mediciones de azúcar en la sangre y no hay descripción de determinaciones de azúcar en la orina del compositor.

NEFROPATÍAS

Davies, en su estudio en el que interpreta el aspecto macroscópico de los riñones en la autopsia de Beethoven, afirma que aun en ausencia de estudio histológico, la enfermedad descripta es típica de una necrosis papilar renal. Afirma además que, aparentemente, es la primera descripta en autopsia en la literatura y que su presencia es compatible con las manifestaciones clínicas del final de la vida de Beethoven.

La asocia también a su pancreatitis crónica y a la diabetes. Otros diagnósticos diferenciales, como la nefrocalcinosis, el riñón poliquístico y la tuberculosis renal parecen se descartados.

ALTERACIONES ARTICULARES

Los dolores y crisis de inflamaciones articulares, algunas de ellas catalogadas en la época como ataques de fiebre reumática o de gota, no han podido ser interpretados como una enfermedad bien definida.

Se ha buscado una asociación de sus problemas articulares con la enfermedad intestinal, con su probable uveítis, con su enfermedad hepática, para configurar una unidad etiológica en torno a una inmunopatía, pero la evidencia e información disponible no es suficiente.

En la primera exhumación, en 1863, se encontró la columna vertebral completa y todas las vértebras estaban intactas, excepto una que estaba partida en dos, hallazgo que se ha interpretado como una posible fractura vertebral, que podría explicar sus fuertes dolores de espalda.

CIRROSIS HEPÁTICA

La historia clínica y los hallazgos de la autopsia son concluyentes en cuanto a que Beethoven tenía una cirrosis hepática, la que fue el factor fundamental como causa de su muerte.

Se ha discutido la causa de su daño hepático entre una cirrosis secundaria a una hepatitis, teoría apoyada por el aspecto macronodular del hígado y el antecedente de un episodio de ictericia previo a la aparición de las manifestaciones de la cirrosis propiamente tal, una cirrosis que formara parte de una enfermedad inmunológica que explicara sus otros padecimientos y una cirrosis secundaria al alcohol. Sin tener una evidencia completa, parece ser que la causa de ella fue el consumo excesivo de alcohol, la que no se puede descartar sólo por el aspecto macronodular del hígado.

ENFERMEDAD SISTÉMICA

En la búsqueda de una unidad etiológica para explicar todas o la mayoría de las afecciones de Beethoven, se han invocado varias enfermedades sistémicas, como el lupus eritematoso y otras inmunopatías, la enfermedad de Paget, la tuberculosis, la sífilis, la sarcoidosis, una enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad de Whipple y el saturnismo, entre las más mencionadas. Sin embargo, a la luz de los conocimientos actuales, el análisis de su historia clínica y los hallazgos de su autopsia, éstas parecen carecer de fundamentos claros.

INTOXICACIÓN - SATURNISMO

Mucho se ha especulado acerca de una posible intoxicación o incluso de un posible envenenamiento como causa de las diferentes enfermedades del compositor.

En el año 2000, investigadores norteamericanos comunicaron el hallazgo de niveles elevados de plomo en muestras de cabello atribuidas a Beethoven. Al parecer, trozos de cabellos de Beethoven fueron cortados de su lecho de muerte por el músico Ferdinand von Hiller, los que después de un largo y enigmático recorrido fueron identificados y estudiados en el Pfeiffer Research Center en Illinois. Aparte de los altos niveles de plomo, no se encontraron en ellos rastros de arsénico, de mercurio, ni tampoco de opiáceos.

Otros estudios de fragmentos de cráneo, atribuidos también a Beethoven mediante estudios de ADN, no comunicados en una publicación científica, parecieran haber mostrado también niveles elevados de plomo. Estos análisis han llevado a la posibilidad de que Beethoven sufriera de saturnismo. Sin embargo, la historia médica y los hallazgos de la autopsia del compositor ponen en fuerte duda una intoxicación por plomo como causa de su muerte. Es posible que el saturnismo pudiera haber acentuado algunos de los síntomas de Beethoven, como los cólicos intestinales, pero no explicaría el desarrollo de todas sus enfermedades ni su condición final.

La ingesta excesiva de plomo en esa época era frecuente y las fuentes principales eran el agua, las tuberías, el vino adulterado, las copas en que se bebía, y otras comidas como el consumo de peces del Danubio contaminado. Además, la concentración de plomo en los tejidos es acumulativa y no tiene el valor diagnóstico de los niveles sanguíneos para su correlación con los síntomas.

Otros investigadores no están convencidos, pero todos coinciden en una cosa: el maestro estuvo muy enfermo en los años previos a su muerte en 1827.

El forense vienés Christian Reiter dice que meses de investigaciones aplicados a cabellos de Beethoven le han permitido llegar a nuevas conclusiones. Su análisis, publicado en la revista especializada Beethoven Journal **, demuestra que durante los últimos meses de vida del compositor, las concentraciones de plomo en su cuerpo aumentaban bruscamente cada vez que lo trataba su médico, Andreas Wawruch, por edema abdominal. Las dosis fatales de plomo penetraron en el hígado enfermo de Beethoven y finalmente lo mataron.

"Su muerte se debió a tratamientos del doctor Wawruch” -declaró Reiter, Jefe del Departamento de Medicina Forense de la Universidad Médica de Viena- "No se lo puede culpar. ¿Cómo habría de saber que Beethoven padecía una enfermedad grave del hígado? Nadie lo sabía en esa época”.

Sólo la autopsia tras la muerte del compositor en Viena, el 26 de marzo de 1827, permitió a los médicos descubrir que Beethoven padecía cirrosis hepática además de acumulación de líquido en el abdomen.

El Dr. Reiter dice que para aliviar los dolores del músico, Wawruch le perforaba la cavidad abdominal y luego sellaba la herida con una cataplasma que contenía plomo.

Aunque ya se sabía de la toxicidad del plomo, las dosis contenidas en el bálsamo del tratamiento "no eran tan venenosas como para matar a una persona sana, pero evidentemente el Dr. Wawruch no sabía que su tratamiento atacaba un hígado ya enfermo y mataba al órgano”, dijo el Dr. Reiter.

Antes de la aparición de los edemas, Wawruch anotó en su diario personal que trató un brote de neumonía meses antes de la muerte de Beethoven con sales que contenían plomo, agravando lo que según los investigadores ya era un caso de saturnismo.

Pero según el Dr. Reiter, fueron las dosis reiteradas de la crema de plomo aplicada por Wawruch durante las últimas semanas de vida del músico las que acabaron por matarlo.

El análisis de los cabellos reveló "varios picos en los cuales la concentración de plomo se elevó de manera enorme” en las cuatro ocasiones entre el 5 de diciembre de 1826 y el 27 de febrero de 1827 en que, según el propio Beethoven, Wawruch trató su edema.

Otros trabajos actualizados tienden a confirmar al plomo como causa de la enfermedad de Beethoven, tal como el llevado a cabo por el Dr. Walsh quien descubrió que el cabello contenía una cantidad media de plomo cuarenta y dos veces superior a la media de las muestras de control.

SU FALLECIMIENTO

Debido al excesivo aumento del volumen abdominal por ascitis, que le provocaba dificultad respiratoria, sus médicos le realizaron cuatro intervenciones de punción abdominal para extraer abundante líquido peritoneal. Estas intervenciones se complicaron por infección y una fístula ascítica, que mantenía su lecho siempre bañado en líquido infectado.

En precaria situación económica, con intenciones de componer la 10a Sinfonía, un réquiem y música para Fausto, con vino y champaña a su alrededor, hizo su testamento y finalmente, después de recibir los sacramentos, falleció en su casa de Viena, el 26 de marzo a las 17:45 horas.

Al día siguiente se le practicó una autopsia en su cama. Ésta fue realizada por el patólogo doctor Johann Wagner, asistido por el joven Karl von Rokitansky, quien es considerado ahora como el padre de la Anatomía Patológica moderna. El protocolo original de la autopsia, en latín, estuvo extraviado hasta 1970, año en que el doctor Kart Portele lo encontró en el Museo de Anatomía Patológica de Viena. Antes de este hallazgo, circularon algunas versiones derivadas de una traducción al alemán de Ignaz von Seifried.

El análisis de su historia médica parece llevar a la clara conclusión de que Beethoven falleció de insuficiencia hepática, en coma hepático. Probablemente, tuvo también una septicemia final, con el antecedente de su ascitis fistulizada e infectada. Es discutible si jugó algún papel en su muerte una insuficiencia renal y una diabetes descompensada. En la actualidad, sin duda que la causa final de su muerte se denominaría como una falla multisistémica, desencadenada por su insuficiencia hepática.

SUS EXEQUIAS FÚNEBRES

Sus funerales se realizaron el 29 de marzo de 1827 y representaron un acontecimiento indescriptible en la ciudad de Viena. Fue el funeral más grande de la época. Asistió una multitud, más de veinte mil personas. El cortejo fúnebre duró 90 minutos en recorrer cuatro manzanas hasta la Iglesia de la Trinidad de los Minoritas. Llevaron el féretro ocho maestros de capilla, entre ellos, Johann Hummel, muchos músicos importantes y un coro de la Real Ópera de la Corte que cantó el Miserere del compositor. Detrás del féretro iban Gerhard von Breuning y su padre, Stephan, Johann y Johanna van Beethoven. Después de la misa de réquiem, que se celebró en la Iglesia, se puso el ataúd en una carroza fúnebre tirada por cuatro caballos negros, seguida por doscientos coches de caballos que se dirigieron al Cementero Parroquial (Zentralfriedhof), en el Barrio de Wahring.

SU MONUMENTO FUNERARIO Y SU ESTATUA EN BONN

El cadáver de Beethoven fue exhumado en dos ocasiones, en conjunto con el de Schubert, ambos enterrados en ataúdes de madera en el Cementerio de Wahring. La primera vez en 1863, con el objeto de cambiar dichas sepulturas a otras metálicas, de zinc. La segunda exhumación de Beethoven se realizó en 1888, sesenta y un años después de su muerte. El objeto de esta segunda exhumación fue transladar sus restos y también los de Schubert al Cementerio Central de Viena. En su ciudad natal de Bonn se halla hoy el imponente monumento a su hijo más destacado.

BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Sellos postales de las dos ex Alemania fueron emitidos en 1970, en conmemoración del Bicentenario del nacimiento del compositor.

LOS MÉDICOS DE BEETHOVEN
Dr. Franz Wegeler (1765-1848): Fue su primer doctor, amigo desde su juventud en Bonn, con quien siempre se mantuvo en contacto.
Dr. Johann Peter Frank (1745-1821): Atendió a Beethoven entre 1800 y 1805. Fue profesor en la Universidad de Viena.
Dr. Gerhard von Vering (1755-1823): Cirujano militar. Fue de los primeros que atendió a Beethoven por su sordera en 1801.
Dr. Johann Adam Schmidt (1759-1809): Militar, violinista. Respetado en Oftalmología. Trató a Beethoven por su sordera.
Dr. Giovanni Malfatti von Montereggio (1776-1859): Padre de Teresa, a quien Beethoven le dedicó su Para Elisa.
Dr. Carl von Smetana (1774-1827): Cirujano y oftalmólogo. Atendió los problemas auditivos e inflamaciones oculares.
Dr. Anton Braunhofer (1773-1846): Atendió a Beethoven con dietas desde 1820 hasta 1826, luego le perdió la confianza.
Dr. Andreas I. Wawruch (1773-1842): Fue su último médico; lo atendió hasta su muerte. Era un destacado chelista.

BIBLIOGRAFÍA
Dominic TD, Paya GE. Treponema pallidum y la sordera de Ludwig van Beethoven. Rev Chil Infect 2008; 25(4):294.
Llanos López, O. Las enfermedades de Ludwig van Beethoven. ARS Méd (Santiago) 2007; 14(14):49-66, Universidad de Chile.
Morón Díaz D. Sordera, tragedia y muerte de Beethoven. Medicina, Academia de Medicina de Cartagena, Colombia.