Crónicas de viaje sobre la costa mediterránea. Por Roberto Ítalo Tozzini.

Como Málaga fue siempre la puerta de entrada a mi lugar de descanso  anual en Marbella, la conozco desde que comencé a visitar la costa del sol en el año ~89 hasta la actualidad, y me resulta impresionante su crecimiento y desarrollo en sólo tres décadas.  



En habitantes, Málaga es ya la segunda ciudad de Andalucía, detrás de Sevilla y estoy convencido que pronto la sobrepasará. Sin los magníficos pergaminos de Córdoba y la mencionada Sevilla, no le falta historia y monumentos y le sobra pujanza. Su origen, en realidad, se pierde en el tiempo, registrándose en el lugar, varios siglos antes de Cristo, una colonia fenicia; luego pasó Cártago, Roma,  los árabes almohades, los cristianos, hasta llegar al crisol de comunidades que conforma la ciudad hoy en día.

Quizás buen ejemplo de su progreso es su aeropuerto internacional, que en nuestro primer viaje en el ~89 se limitaba a una sola pista para vuelos internacionales con muy pobres comodidades  para los viajeros,  que  buscaban salir pronto de allí, en dirección a las playas, mientras que las instalaciones actuales diría que son espectaculares, con múltiples pistas, varios pisos de garaje  para el estacionamiento y alquiler de autos, oficinas amplias, mostradores de tantas aerolíneas para viajar a  todos los rincones del mundo, free-shops, bares y restaurantes, confortables salones   en el área de embarque y en el de salida, con  las comodidades propias de un aeropuerto moderno  de primer nivel (y con el mayor tráfico aéreo de España, luego de Madrid y Barcelona).

Además, la ciudad cuenta con un puerto importante recientemente remodelado, playas aceptables, actividades deportivas y culturales (universidad, museos), buenos hoteles y el legado de un artista genial: Pablo Picasso. Y muy cerca, lugares encantadores para disfrutar: pueblos blancos de montaña como Frigiliana,  fascinantes cuevas como las de Nerja, y un rosario interminable de poblaciones costeras, hoy verdaderas ciudades, que se extienden sobre la orilla de un mar azul increíble en los meses de estío, sin solución de continuidad, para recibir un aluvión de turistas. Es el comienzo de la costa del sol, que va desde  Torremolinos  hasta el límite con Marbella, adornado con jardines y flores y manchones de casitas blancas que se pierden en las laderas de la cadena montañosa vecina. Un deleite para el visitante, mezcla del azul mediterráneo  y aire puro para tonificar el espíritu.

En los 60 km. que es la distancia entre Málaga y el Departamento de Marbella, se suceden como cuentas de un rosario, las poblaciones de, en primer lugar, Benalmádena, que sigue a Torremolinos, y que como casi todos ellas cuenta con una parte costera y otra elevada en la ladera cordillerana (arrollo de miel y Benalmádena pueblo); Mijasz con costa y montaña; Fuengirola, Calahorra, alguna entrada más, Chapas y finalmente, Elviria, ya en Marbella del este. 

Entre las poblaciones mayores se intercalan cerraos, mansiones rodeadas de bellos parques y piscinas, campos de golf y una sucesión descontrolada de complejos edilicios que produjo a comienzos de este siglo la explosión de una burbuja financiera que le costó a España y, sobretodo a Andalucía, casi una década para recuperarse. También generó una polución del ambiente que corroe de a poco los beneficios brindados por este gran pulmón español.

Acorde con el desarrollo edilicio, la región se pobló de carreteras. Málaga y Marbella se unen por tres rutas principales: la de las playas, que enhebra las poblaciones costeras con un tránsito lento cargado de automóviles, rotondas y semáforos y que no es para cubrir distancias con rapidez; la ruta nacional, una autopista con velocidad controlada, entradas y salidas laterales para todos los sitios, en un plano superior a la de las playas y externa a ella, con vistas maravillosas del mar y sus rocas costeras.. Es la que tomo siempre. Y la tercera, con peaje,autopista  también, que perfora túneles, tendida entre las montañas, que sólo la he seguido un par de veces, pues el beneficio es la velocidad, que aquí no tiene sentido, con pocas salidas e ingresos y pocos tramos con las vistas espectaculares de la anterior.

Málaga: la ciudad

Con más de 600.000 habitantes, Málaga hoy ha dejado de ser un lugar de tránsito para convertirse en una atractiva, industrializada y pujante ciudad. Lo primero a recorrer es el  magnífico casco antiguo o histórico centrado por su Catedral de la Encarnación

Hace ya unos años que la zona céntrica se volvió totalmente peatonal, con un entramado de calles cuyo piso es de mármol pulido, brillando bajo los rayos del sol. La calle principal, marqués de Larios, que se inicia en las cercanías de la catedral y zona portuaria, se dirige hasta la plaza Mayor, entre elegantes edificios, boutiques, arregladas vidrieras de firmas internacionales de la moda, negocios,  restaurantes y oficinas que le brindan un particular atractivo, junto a  farolas bonitas adornadas en verano con su collar de flores, que se alinean a los costados, iluminando la noche malagueña y haciendo lucir su magnífico pavimento. Bancos también de mármol se intercalan con las farolas, para el descanso de transeúntes, atiborrados de compras  que requieren descargar fatigas. Una de las calles  que proviene de la catedral exhibe la escultura de una gran paloma de Picasso, terminada en dedos de una mano, que mira en su mansedumbre el incesante fluir del turismo. En alguno de esos bares, con sillas sobre la vereda y muy bien arreglados, muchas veces hemos visto morir la tarde mientras tomábamos algún aperitivo acompañado con queso manchego y tapas gustosas, o, incluso, una cena completa. 

Sin duda, el de Málaga es uno de los cascos históricos más bonitos y mejor conservados en Andalucía. Ocupa un área extensa al este del río Guadalmedina, que aquí ha sido canalizado para llegar con mansedumbre al mar, evitando las inundaciones de antaño. Serán algo menos de 10 cuadras entre su comienzo en la zona portuaria hasta la plaza Mayor (hoy de la Constitución),  plaza que está rodeada a su vez  con bellos edificios linderos de tres o cuatro plantas y, en  su lado izquierdo, cubierto los frentes por elevadas palmeras. Como es costumbre, una fuente elegante ocupa casi el centro del  gran espacio. Por una calle lateral, un centenar de metros más y nos encontramos con la sucursal Málaga del museo Thyssen-Bornemisza con exposiciones permanentes y transitorias del arte entre los siglos XIII a nuestros días. Su sola presencia ha revitalizado el entorno decaído de sus alrededores. Luego  se continúa con las callecitas serpenteantes del barrio judío.

Calle peatonal de Málaga, 2012.
Plaza de la Constitución en el casco antiguo de Málaga, 2012.



Regresando a la zona del puerto, el perfil de la catedral resulta imponente. Construida a partir del siglo XV y durante 250 años, se destaca su tamaño enorme y su estilo gótico, primero, y renacentista- barroco en las etapas finales de su construcción, con sólo una torre de las dos previstas por la falta de erario público para tamaño emprendimiento. Se alcanzó a completar la torre norte, quedando la sur para un futuro que no llegó.   En la actualidad, la gran estructura se mantiene gracias al turismo y las celebraciones de misa tienen lugar en una capilla vecina. El interior es amplio, recogido, con bóvedas decoradas y columnas corintias. Distintas esculturas embellecen el lugar, entre ellas una piedad de realización discreta. La sillería del coro es en parte, obra de Pedro Mena y los púlpitos en piedra rosada son muy  atractivos. Enfrentando a la catedral, sobre la plaza del Obispo,  con su infaltable fuente central, se encuentra la bonita fachada barroca del Palacio Arzobispal.

Torres de la Catedral de Málaga. Una terminada y la otra inacabada, 2001.
Catedral de Málaga, vista lateral del frente, 2001.
Frente de la Catedral de Málaga, 2001.
Obispado y plaza de Málaga frente a la catedral, 2002.
Altar lateral de la Catedral de Málaga, 2001.
Pietá en la Catedral de Málaga, 2001.



El puerto ha sufrido en los últimos años un proceso de embellecimiento y recuperación turística que lo ha vuelto atractivo. Caminando desde la catedral, por ejemplo, atravesamos la avenida e ingresamos  en las nuevas instalaciones portuarias que incluyen centros comerciales (el del Carrefour Express es uno), restaurantes, comederos, paseos como el del muelle Uno con embarque de pasajeros y un nuevo museo: la única sucursal fuera de París del Centro Pompidour de Arte Moderno. La estructura en sí del museo hace honor a su origen, siendo un gran cubo multicolor al que se ingresa por su parte inferior. Contiene exposiciones vanguardistas de original estilo, sólo algunas muy interesantes para nuestro gusto-  También se exhiben lienzos de pintores como Frida Kahlo, Miró, Magritte y otros. Adyacente a este complejo extenso, hacia el mar, se extiende la playa Malagueta, una de las preferidas por las/os malagueñas/os.   

Entre el casco histórico  y las playas, se extiende por alrededor de un kilómetro una bella zona arbolada que acompaña a la avenida. Es el Paseo

del Parque, con especies botánicas de todo el mundo, árboles de frondosa copa y palacios que se asoman entre el verde vegetal, como la sede del banco de España, la Casa Consistorial, hoy el Ayuntamiento y el Rectorado de la Universidad.

Regresando al centro, aún nos queda bastante por ver. El palacio de la Aduana, un importante edificio clásico, ha sido transformado en un museo de bellas artes en su planta principal, que incluye al museo Picasso con un conjunto importante de dibujos y pinturas del genial pintor. Con éste, son tres los museos Picasso que hemos visitado en suelo europeo, sumado al  de París y al de Barcelona, que nos pareció el mejor. En la vecindad, encontramos la iglesia donde el pintor fue bautizado y su casa natal que habitó hasta los 10 años aproximadamente.

Si ahora salimos de esta zona central y cruzamos el río intubado, por el puente de hierro de los alemanes podemos llegarnos al gran mercado de las Atarazanas con sólo su techo de hierro y un ingreso mediante una arcada nazarí. Aquí predominan los barrios obreros consecuentes con la industrialización de la ciudad pero en los últimos años, se han ido incorporando construcciones modernas, buenos hoteles y el gran centro comercial del Corte Inglés que ha transformado  considerablemente sus alrededores con edificios  altos, galerías  y nuevos negocios. También en esta zona se ubica la excelente estación de trenes María Zambrano, con vías rápidas para Madrid, Sevilla  y Córdoba,  galería de negocios, bares, restaurantes y oficina para renta de automóviles.

Sobre el monte vecino, se destacan ruinas árabes que incluyen la Alcazaba y Palacios, además de ruinas mal conservadas de un teatro romano, cuyos motivos ornamentales fueron utilizados por los mismos árabes para embellecimiento de sus defensas. En la rampa de acceso, subiendo en zigzag se pasan por una serie de puertas defensivas de la Alcazaba. Esta fue construía a partir del siglo X, casi al mismo tiempo que la fortaleza de Granada. Luego de trasponer el Arco de Cristo uno llega a  bellos jardines con setos floridos de madreselvas, jazmines y buganvillas. Desde lo alto de las murallas, la vista del puerto y centro de Málaga es magnífica. Ascendiendo algo más, están los Palacios en torno a dos patios árabes y con los habituales elementos decorativos parcialmente conservados. Esta parte del relato se basa en información turística, ya que por diversos motivos hemos diferido la visita a esta hermana menor de las deslumbrantes estancias del Alcázar  en la vecina Granada.

Las cuevas de Nerja, a pocos kilómetros de la ciudad, nos muestran un paisaje increíble del subsuelo malagueño, donde el agua ha construido espacios maravillosos en la roca calcárea y porosa. Fueron descubiertas en 1959, un año antes de nuestro primer viaje, y las visitamos en el ~71 y en el 2000 ya con nuestra nieta mayor. Habían sido abiertas al público, hasta esa fecha, sólo una pequeña parte, mientras que las denominadas Galerías Altas, de mayor magnitud y esplendor, aún estaban siendo acondicionadas para el público. Lo visitable incluía espacios muy amplios, a punto tal que se anunciaba un concierto nocturno próximo en la sala  mayor a cargo de la orquesta sinfónica de Berlín, que seguramente daría lugar a un recuerdo imborrable pero que lamentablemente excedía a nuestro tiempo de permanencia en el lugar, por lo que no pudimos asistir. Según las figuras que el agua ha ido tallando en la piedra a lo largo de los siglos en esas gigantescas estalactitas y estalagmitas, los ambientes se denominan por su aspecto, el Castillo, la Bota, Pinocho, la Gran Columna, entre otros nombres.

Primera visita a las cuevas de Nerja, 1998.
El castillo de la cueva de Nerja, 2000.
Estalagmitas en la cueva de Nerja,2000.
Gran Salón de la cueva de Nerja, 2000.



Además, estas cavernas han sido habitadas,  hallándose vestigios de utensilios y pinturas rupestres pertenecientes a los remotos tiempos del Paleolítico hasta la edad de Bronce (entre 20.000 y 4.000 años antes de Cristo). Si bien los recorridos están bien señalizados, la extensión  del camino y lo laberíntico que por sectores se torna el lugar, hace muy aconsejable avanzar en grupo, acompañados del guía.

No muy lejos de Málaga, numerosos pueblitos con sus casas de un impecable blanco se ocultan en las serranías hasta alcanzar lugares relativamente inhóspitos. En los últimos años, ha recibido particular promoción uno de ellos, de nombre Frigiliana, por lo que en el 2017, decidimos  ir con nuestros nietos Carolina y Juan. A la altura de Nerja, pero en sentido opuesto, nos alejamos del mar para internarnos en la montaña, por un camino estrecho y zigzagueante pero pavimentado. Unos 15 minutos de marcha y se llega a un playón amplio de estacionamiento, donde unos ómnibus de turismo esperan por sus pasajeros. Nosotros continuamos ascendiendo un poco más para estacionar en pleno pueblo, evitando la caminata y la aglomeración. Las casas, inmaculadamente blancas, se disponen en varios niveles, con callecitas que ascienden o bajan o escaleras que conectan lugares casi superpuestos, por lo que el andar resulta lento y permite una observación más cuidadosa. Muchas macetas floridas  y vistosas rejas embellecen los frentes y farolas elegantes se proyectan sobre las calles. Estas pueden ser empedradas, embaldosadas o cubierta de guardas y dibujos vistosos. Veredas angostas o inexistentes y mucha paz y silencio, ya que la mayor parte del turismo se distribuye en el plano inferior del aparcamiento donde también funcionan extensos comederos.  Nosotros optamos por un pequeño y delicioso restaurante en la altura y nos deleitamos con esa mezcla insuperable de buena comida, vista extraordinaria  y atención exquisita.  Un día realmente magnífico a pleno sol, con aire fresco, paisajes estupendos y sensación de paz.  Un lugar que, para nosotros, fue más que recomendable.

Plaza de estacionamiento de Frigiliana, 2017.
Plano inferior y restaurantes turísticos en Frigiliana, 2017.
Restaurante en altura en Frigiliana, 2017.
Callecitas de Frigiliana, 2017.
Pueblos blancos de Andalucía, 2017.
Calle principal de Frigiliana, 2017.
Casas de Frigiliana, 2017.
Calle de Frigiliana con vista a la montaña, 2017.
Casas de Frigiliana, 2017.



Pueblos de la costa entre Málaga y Marbella

Torremolinos es la primera población de importancia en esta costa maravillosa. Fuimos a este lugar, por única vez, la primera semana  de  octubre de 1989 tras un Congreso Mundial de Esterilidad que se había realizado en Marruecos. En el comienzo de la costa del sol, un buen hotel Meliá nos situaba casi directamente sobre la playa que disfrutamos por esa semana. Viejo pueblito de pescadores, Torremolinos me traía el recuerdo de las noticias periodísticas sobre las vacaciones españolas de Perón, pues  había elegido este lugar para su anual descanso veraniego.  El poblado, en los últimos años, había crecido casi explosivamente, y a los hoteles y departamentos sobre la playa se sucedían centros comerciales  y negocios de todo tipo, que se multiplicaban sobre la elevada barranca. Y aún más arriba, coronando una colina, se terminaba de inaugurar un importante centro de convenciones con todo lo necesario para realizar grandes congresos. 

El pueblo siguiente, hoy una verdadera ciudad, es Benalmádena, con su sector de costa y el de montaña. La zona costera es una continuación de las playas de Torremolinos, pero aquí se multiplican los hoteles y edificios de departamentos sobre la costa  y en las calles adyacentes con una vista atrapante  de la bellísima ribera adonde muere un mar por lo general tranquilo. Hay parques con juegos para niños, una torre morisca como vigía y una gran infraestructura para juegos acuáticos. Nunca paramos en esta ciudad, pues es la contracara de lo que preferimos, pero sí la recorrimos en auto para un conocimiento superficial. Demasiado turismo para nuestro gusto. Al parecer, Benalmádena Pueblo, en las montañas, es otra cosa. Si bien no hemos llegado aún, siempre pasamos bajo los cables de su teleférico cuando nos dirigimos a Marbella por autopista. Este alambre-carril trepa por la sierra hasta su cumbre y desde allí la vista se supone extraordinaria, pudiéndose visualizarse, según se dice, hasta el peñón de Gibraltar en los días diáfanos. 

Por debajo y en la ladera, se desarrolla un pueblo blanco andaluz con sus casas escalonadas en la montaña, sus flores, sus rejas  y hasta un  parque de diversiones como Tívoli.  Y más abajo aún en la ladera, Arroyo de la Miel es una pequeña ciudad, de casas con bellos jardines, negocios  elegantes, un pequeño centro comercial y lo necesario para un tranquilo pasar. Debe valer la pena su visita.

Mijas es un punto de gran atracción turística. Mijas Costa multiplica lo descripto: hoteles, edificios, juegos acuáticos y el azul profundo del mediterráneo. Mijas Pueblo, en cambio, con su blancura característica, desarrollado en  distintos niveles de la sierra, contiene una población más extendida, industriosa e importante. Salvo el olor desagradable de sus caballerizas (establo de  burros en realidad), notable en días de mucho calor,  Mijas es muy atractiva y ofrece distintas artesanías, excelentes restaurantes, una plaza de toros y callecitas tranquilas que desembocan en amplios jardines. En el plano superior, además de sederos entre flores, una fuente  y mucho  verde, está una vieja capilla que puede visitarse. Como siempre, la vista maravillosa desde estas montañas, es para grabarla en la retina con la promesa de no olvidarlas jamás. A Mijas hemos concurrido muchas veces, por nuestra cuenta y con cada una de nuestras nietas,  hija y yerno.


Mijas, 1998.
Calles de Mijas, 1999.
Mijas, 1998.
Plaza de Mijas, 2014.
Plaza de Toros en Mijas, 2014.
Calle de Mijas, 2014.
Centro y estacionamiento en Mijas, 2014.
Plaza de Mijas, 2014.
Calle de Mijas, 2014.



Por la ruta la costa sigue brillando, mientras avanzamos entre  jardines y campos de golf que aquí ocupan los pocos espacios hoy disponibles. A nuestra derecha ahora surgen las moles de unos centros comerciales. La edificación más importante se corresponde con el Corte Inglés, que se inauguró luego de que nosotros frecuentáramos  estos lugares. El establecimiento de la conocida cadena es muy completo y adecuado para una tarde lluviosa de compras.

Comedores turísticos de Mijas, 2014.


Después, siempre en la autopista nacional, una serie de curvas  obligan a una marcha más lenta, a medida que nos aproximamos a un faro. Allí, la conjunción de las barrancas rocosas, arenas casi blancas bordeando una extensa bahía que exhibe todos los pueblos descriptos sobre  el mar, con aguas turquesas en la costa, azul en la profundidad, produce una suerte de clímax por la felicidad de estar allí, la fortuna de ver esos lugares, la justificación de tantos sinsabores de la vida para gozar de esos minutos de plenitud y luz.


Marbella desde Mijas, 1999.
Desde Mijas hacia el mar, 2014.


Y ya nos acercamos a nuestro destino de Elviria, pasando por Fuengirola,  Calahorra y Chapas.