por Wendy Levinson, MD y Nicole Lurie, MD, Ann Int Med
La profesión médica se está feminizando: El número de mujeres enroladas en las escuelas médicas y programas de residencia se ha incrementado dramáticamente durante las últimas décadas. Algunos investigadores han examinado cómo las mujeres están avanzando en la profesión, pero pocos han considerado cómo la feminización de esta profesión afectará la atención de los pacientes y sistemas de atención de salud, así como a la profesión misma. También consideramos las consecuencias positivas y negativas de una fuerza médica predominantemente femenina en estos dominios.En los Estados Unidos, las mujeres suman más del 50% de los estudiantes de medicina matriculados y 25% de los médicos en la práctica. Este cambio radical nos incitó a explorar cómo la elevada proporción de médicas mujeres podrían moldear el futuro de la profesión médica. ¿Cuáles son las implicancias de una fuerza de trabajo médica en la cual el número de mujeres iguala, o excede, el número de hombres?
Durante las últimas décadas, numerosos estudios han comparado a las mujeres médicas con sus colegas masculinos sobre la base de características de la práctica, avances en lo académico, y logros de posiciones de liderazgo en instituciones y asociaciones profesionales.
Algunos investigadores han examinado cómo las mujeres están avanzando en la profesión, pero pocos han considerado cómo la feminización de la profesión afectará la atención de pacientes y los sistemas del cuidado de la salud, así como la profesión en sí misma. Nuestras percepciones en este tema están basados por los artículos publicados acerca de las carreras médicas y las de negocios y abogacía, las cuales han experimentado cambios demográficos similares en sus fuerzas de trabajo. Predecimos que cambios notables podrían emerger en los 4 espacios: la relación médico-paciente, la prestación en sí misma, la prestación desde el punto de vista social, y la profesión médica en sí misma
La Relación Médico-Paciente
Las Instituciones Médicas expresaron la importancia del esfuerzo de proveer atención centrada en el paciente que "engloban calidades de compasión, empatía, y dar respuesta a las necesidades, valores, y preferencias expresadas por el paciente individuo". Dos dimensiones son inherentes a esta definición: los médicos deberían comprometerse con cada paciente en el proceso de la toma de decisiones en el cuidado de la salud, y deberían demostrar sensibilidad emocional hacia las circunstancias de cada paciente.
La evidencia sugiere que las mujeres se encuentran bien adaptadas para satisfacer ambos de estos elementos del cuidado centrado en la persona, en su relación uno-a-uno con el paciente.
Un meta análisis de 26 estudios de comunicación hallaron que las médicas mujeres son más propensas que sus pares masculinos para comprometer a sus pacientes en acompañantes activos de su cuidado. Las mujeres típicamente adoptan un estilo democrático de comunicación el cual fomenta relaciones de colaboración. Ellas discuten opciones de tratamiento, sondean las preferencias de los pacientes, y los comprometen en la toma de decisiones. También es consistente con el principio de cuidado centrado en el paciente, el estilo de comunicación de las médicas mujeres que tiende a ser más sensible no solo a las preocupaciones biológicas de los pacientes sino también a sus preocupaciones emocionales. Las mujeres médicas ofrecen mayor soporte emocional, y se comprometen más en discusiones psicosociales que los médicos hombres. A pesar de estas conductas positivas de comunicación, los estudios no muestran de manera consistente una mayor satisfacción con ellas.
La tendencia para las mujeres en medicina de proveer cuidado centrado en el paciente posee importantes implicancias para la profesión. En primer lugar, las mujeres son propensas a ser receptivas a criterios nuevos y en constante aceptación para medir capacidades en esta arena. Organizaciones que marcan los standards, tales como el Acreditation Council for Gradúate Medical Education ahora requieren que los médicos demuestres habilidades de comunicación efectiva. Como hemos sugerido anteriormente, las mujeres médicas son proclives a poseer o exceder estos standards.
En segundo lugar, las fuerzas que las mujeres demuestran en cuidados centrados en el paciente podrían conducir a importantes mejoras en la efectividad y eficiencia del cuidado. Estudios han demostrado que la comunicación centrada en el paciente entre médicos y pacientes puede mejorar los resultados del cuidado, incluyendo la adhesión del paciente a las recomendaciones de tratamiento, en los resultados biológicos en enfermedades crónicas, y en la satisfacción del paciente.
En contraste, la feminización de la fuerza de trabajo plantea una interesante pregunta relacionada con el cuidado de pacientes masculinos. Algunos pacientes prefieren un proveedor del mismo sexo o etnia que ellos. Por cierto, los resultados podrían ser mejores cuando pacientes y proveedores de salud son del mismo sexo. La preponderancia de mujeres médicas en algunos escenarios de cuidado primario podría dificultar la obtención de cuidado por un médico masculino. Algunos hombres podrían no conseguir un médico masculino en la atención primaria, y esto podría afectar la disposición a buscar su atención.
Suministro de Atención
Los modelos de atención de la salud están cambiando velozmente hacia un perfil de abordaje al cuidado del paciente con equipos multidisciplinarios. Se requiere liderazgo no solo para construir estos equipos sino también para ayudar a que estos funcionen de manera efectiva. De acuerdo con el Acreditation Council for Gradúate Medical Education, la habilidad para trabajar de manera efectiva con otros en un equipo de cuidado de la salud o en un grupo médico profesional es una destreza crucial.
Las médicas mujeres podrían estar preparadas para encontrarse con los desafíos de la práctica, la cual enfatiza un abordaje en grupo. Varios estudios recientes sobre estilo de liderazgo indican que las mujeres estimulan a otros miembros del grupo a desarrollar su potencial, desenvolverse como "roles modelo" al ganarse la confianza de sus colegas, y tomar interés en las necesidades personales de su equipo. Estos componentes de "liderazgo que transforma" podrían incrementar la efectividad de los equipos médicos y tener implicancias positivas para el suministro de atención.
Existe evidencia que sugiere que un acercamiento de equipo al manejo de la enfermedad crónica está asociado con mejores resultados en la atención de los pacientes. Nuestra conjetura es que desde el punto de vista democrático y de transformación del trabajo en equipo cuando es llevado a cabo por mujeres es proclive a mejorar el manejo de enfermedades crónicas; también es más proclive a sostener un foro abierto para la discusión sobre la seguridad de los pacientes, un tema relacionado sobre el que existe creciente preocupación. Ambas áreas requieren un abordaje organizado, el cual depende de que todos los miembros del equipo de salud provean sus perspectivas sobre las mejores opciones para el cuidado y sobre la disposición de debatir y analizar abiertamente los problemas cuando estos ocurren.
Suministro de atención desde lo social
A nivel social, poseemos un punto de vista más ambivalente aún de las implicancias del creciente número de mujeres en la medicina. Por una parte, las mujeres médicas están dispuestas a trabajar en posiciones médicas de menor compensación y son más propensas a realizar su práctica en especialidades de atención primaria. Por otra parte, su patrón de trabajo podría agravar problemas relacionados con el acceso de los pacientes a los Sistemas de Salud.
Los valores de las médicas son congruentes con el uso equitativo de recursos del cuidado de la salud; esta posición podría llevar a la profesión médica hacia asumir responsabilidad por el cuidado de poblaciones desprotegidas. Estudios que investigan las actitudes de estudiantes de medicina y médicos de la práctica han descubierto que las mujeres son más propensas a servir a pacientes sin seguro médico. Las médicas mujeres también son más propensas a trabajar como directores médicos de centros comunitarios y de Atención Primaria, los cuales atienden a comunidades pobres y desprotegidas.
Con relación a la especialización, es ampliamente conocido que las mujeres tienden a completar sus residencias entrenando en las especialidades de cuidado primario, menos remuneradas. Una colega femenina recientemente describió a las médicas mujeres como las "amas de casa" de la profesión, esto es, aquellos que toman responsabilidad por el "trabajo menos atractivo" en su profesión como internistas generales. Muchas de las tareas realizadas en estos roles son arduas o puede que no desarrollen el prestigio de otras especialidades; algunas hasta son altruistas. Esta situación no es distinta a la que se observa en la profesión de la abogacía. Las abogadas mujeres están muy representadas en puestos de gobierno en áreas de interés público, áreas en las cuales la remuneración es mínima. Aunque el balance óptimo entre médicos de atención primaria y subespecialistas genere controversias, es claro que el cuidado primario será esencial para el manejo del creciente número de pacientes ancianos y pacientes con enfermedades crónicas.
Con relación a patrones de trabajo, estudios en los Estados Unidos y Europa han demostrado que las mujeres trabajan menos horas por semana y se toman más tiempo libre para criar sus niños. Al mismo tiempo, las mujeres permanecen en la comunidad de trabajo durante más tiempo y se jubilan más tarde en la vida. Aunque, el total del efecto en la comunidad de trabajo no es clara. En adición, las mujeres prefieren realizar la práctica en zonas urbanas en lugar de rurales. En zonas rurales, las médicas mujeres podrían experimentar aislamiento profesional, falta de privacidad, y falta de oportunidades laborales para sus esposos.
¿Cómo, entonces, podría una "profesión médica feminizada" afectar a la sociedad? Las recientes ideas sobre profesionalismo médico sostienen la creciente responsabilidad médica como factor para mejorar el mayor acceso de la población al cuidado médico. El entusiasmo de las mujeres para practicar atención primaria y servir a la población con menos ventajas podría sostener este compromiso. Sin embargo, las mujeres médicas tienden a trabajar menos horas. Para compensar podría requerir el entrenamiento de más médicos y el diseño de nuevos programas para mantener el cuidado médico, particularmente en áreas rurales. En esencia, la sociedad podría cosechar retornos más bajos por su inversión en educación médica.
La Profesión Médica
Nosotros declaramos que las mujeres están cambiando la profesión en sí misma. Los efectos pueden verse en el balance de trabajo de familia, en las posiciones de liderazgo, y en el status de la profesión en la sociedad. Las mujeres en medicina han forjado nuevos caminos para permitir a los médicos balancear sus carreras y responsabilidades familiares. Existe amplio reconocimiento que los centros académicos médicos y sistemas de suministro de salud deben acomodar las necesidades de su fuerza de trabajo. Grandes prácticas médicas y organizaciones de salud gerenciadas han desarrollado políticas para permitirle a las mujeres trabajar en tiempo parcial. Especulamos que el incremento de presencia femenina en la medicina continuará la presión sobre los creadores de políticas para albergar flexibilidad que permita un balance entre la vida personal y profesional, ayudando tanto a médicos hombres como mujeres reunir las responsabilidades con sus propios hijos, padres ancianos, y ellos mismos.
Las mujeres están mal representadas en posiciones de liderazgo en medicina académica, en los escenarios de práctica, y organizaciones médicas. Esto es similar a la profesión de la abogacía, en la cual las mujeres están poco representadas como socias en estudios de abogados, y en el mundo empresarial, en el cual las mujeres son menos propensas que los hombres de ser altas ejecutivas. Las razones por la baja representación no son claras. Algunos opinan que este es un efecto “secuaces/compañeros” más habitual en el sexo masculino, y que las mujeres asumirán en forma creciente roles de liderazgo a medida que maduren en el establishment médico.
Sin embargo, estudios en medicina académica refutan este argumento demostrando que las mujeres continúan siendo considerablemente menos propensas que sus colegas masculinos para ocupar puestos superiores. Hemos observado que muchas de nuestras colegas femeninas que están calificadas para aplicar en posiciones de liderazgo eligen no hacerlo. O bien creen que posiblemente no tengan éxito en la competencia o no desean asumir tales roles en un ambiente en el cual la mayoría de sus colegas serían hombres. Tal vez, temores que no se mencionan en la cultura de la profesión demasiado competitiva podrían sutilmente conducir a que las mujeres se intimiden y alejen de estos trabajos. Sugerimos que mientras continúe creciendo la proporción de mujeres médicas, la profesión necesitará alentar y apoyar a las mujeres en el liderazgo. De otra forma, se privará a sí mismo de la diversidad de estilos y valores de trabajo que las mujeres aportan a la profesión, así como gran parte de candidatos capaces para cumplir efectivamente con tales posiciones importantes.
Una especulación controversial sobre el efecto de feminización en la fuerza trabajadora (workforce) es un declive en el status de la profesión. En Rusia y Estonia, donde la medicina ha sido durante mucho tiempo dominada por mujeres, la profesión es considerada una ocupación de bajo status. Podría ser erróneo concluir que una pérdida semejante de prestigio sería el resultado en nuestros países sin también considerar posibles factores de contribución, tales como diferencias culturales, políticas, e históricas entre las sociedades. Otorgado, durante las 2 décadas pasadas, durante las cuales el número de mujeres en la medicina se ha incrementado, el status médico se ha erosionado en el punto de vista de público. Sin embargo, las razones de este declive son complejas y debido a múltiples razones y conciernen a tendencias en la sociedad que están mucho más allá de la profesión médica en sí. En breve, el fenómeno no ha sido analizado adecuadamente para realizar una predicción.
En cambio, especulamos que el creciente número de mujeres, particularmente en posiciones de liderazgo, podría poner en riesgo el status de la profesión en varias de otras formas. Como en la mayoría de las profesiones, las mujeres tienden a demandar salarios más bajos que los hombres en posiciones similares. Al grado de que la compensación sea correlativa con el status social, incrementar el número de mujeres médicas con menos poder de ganancia podría conducir a la disminución del status de la profesión médica y compensaciones menos generosas para la profesión en general. Sin embargo, mientras esto podría resultar en la pérdida de inscriptos en escuelas médicas, los restantes inscriptos podrían estar más predispuestos a mejorar el cuidado de la salud y otros aspectos de la profesión médica.
Las mujeres también son a menudo consideradas como negociadoras menos agresivas en asuntos de negocios. Menos favorable negociando en representación de una práctica o grupo podrían afectar de manera adversa tanto la compensación como las condiciones de trabajo. En adición a una potencial merma en los salarios médicos, si las mujeres tienden a "conformarse con menos", podrían surgir consecuencias indeseables para los pacientes. Por ejemplo, a un médico se le podría requerir ver un incrementado número de pacientes por día en algún centro de salud, esto podría comprometer la satisfacción del paciente y la calidad de cuidado. Sin embargo, no está claro cómo el balance de destrezas femeninas en la negociación, trabajo en equipo, y liderazgo podrían mitigar estos resultados indeseables.
Conclusiones
Hemos compartido nuestras reflexiones a fin de describir algunos potenciales efectos de la feminización de la comunidad de trabajo médico sobre los pacientes, la profesión, y la sociedad. Explícitamente no debatimos que las mujeres hacen "mejores" médicos que los hombres. Más bien, hemos resaltado algunas de las ventajas y desventajas de la comunidad médica de trabajo que más cercanamente refleja el balance de género en nuestra sociedad. A la fecha, los datos sugieren que un número creciente de mujeres podrían afectar de diferentes maneras algunas especialidades y lugares de atención. Mientras que aún existan tan pocos datos con los cuales poder predecir efectos a largo plazo, al anticipar los posibles efectos de estos cambios, podría posicionar mejor el tema para capitalizar las ventajas y prevenir las desventajas.