En los últimos años la medicina ha tenido un crecimiento enorme. Tenemos un conocimiento más profundo de las patologías, las fisiopatologías y los tratamientos; así como tecnología de vanguardia, la cual evoluciona constantemente y de manera acelerada. Entonces ¿por qué nuestras actitudes y comportamientos no han evolucionado?, ¿por qué seguimos viendo casos de abuso de poder, acoso e intimidación hacia estudiantes y residentes de medicina?

Es evidente que no hemos logrado transformar nuestro pensamiento y nuestras actitudes a la par del conocimiento.

Al entrar a la carrera uno cree saber que le esperan años difíciles y complicados; llenos de retos y desafíos. Sin duda esto es cierto, pero que uno de los retos más grandes consista en sobrevivir, raya en lo irónico. Tener que defender tu integridad y tu salud (tanto mental como física) para poder ser un "gran médico~~, en un contexto de violencia estructural y con condiciones laborales extenuantes a veces puede disminuir la empatía. Cuestión vital en las relaciones médico-paciente y médico-estudiante.

El mundo de la medicina siempre ha sido jerárquico y por desgracia la violencia que se ejerce en él no es un tema nuevo. Sin embargo, parecería que es una problemática soslayada, dado que dichas conductas se han perpetuado. En vez de romper el ciclo de agresiones y violencia, en la cotidianeidad de los hospitales se le ignora y minimiza con expresiones como: "No aguantan nada", "en mi época te hubiera guardado una semana", "¿me vas a acusar?", entre otras. Dando paso a nuevas generaciones educadas con violencia, las cuales lo más probable es que repliquen el mismo método de enseñanza.

Uno de los casos más sonados es el de las "novatadas" a médicos residentes del Hospital Regional de Tlalnepantla, como lo reportó el periódico Reforma en octubre del 2021.[1] Dicho reportaje expone agresiones físicas, como asfixia, amarre o el llamado "chocorrol" (en el cual envuelven a un residente dentro de unas cobijas mientras otros lo golpean) y la violencia psicológica ejercida por los residentes de traumatología y ortopedia a los de menor jerarquía. En este artículo se menciona que varios de los afectados ya habían notificado a sus superiores de lo que estaba ocurriendo, sin recibir una respuesta adecuada por las autoridades, como sucede frecuentemente.

¿Será que normalizamos las agresiones o pensamos que la única manera de transmitir el conocimiento es con humillaciones?

Creo que es claro que conocemos los efectos nocivos que tienen estos actos sobre la salud y aún así se han perpetuado. Además de analizar la responsabilidad individual, valdría la pena evaluar las condiciones estructurales del sistema que fomentan ese tipo de comportamientos.

Particularmente durante los últimos años, a causa de la pandemia, las deficiencias en el sistema de salud se han acentuado incluyendo maltratos hacia los médicos en formación, largas jornadas laborales, falta de mecanismos efectivos de denuncia, falta de insumos y de personal y sueldos o becas insuficientes. Todo ello ocasionando estrés, ansiedad y depresión, terminando en casos de síndrome de desgaste profesional (burnout) e incluso, en algunos casos, en suicidios. Como se muestra en el documental Resiste Residente, realizado en 2021 por Symbiosis y Medu.

En un estudio elaborado este año en Jalisco se observó que el suicidio es la segunda causa de fallecimiento en médicos residentes en nuestro país.[2] Esto se ha relacionado con insatisfacción laboral, síndrome de desgaste (que se presenta hasta en 50% de los residentes), despersonalización, ansiedad, insomnio y presencia de síntomas somáticos. El estudio señala que el riesgo de suicidio aumenta de 1,9% a 7,4% después de los primeros seis meses del inicio de la residencia.

Esta problemática no solo afecta a los médicos, ya que la atención a los pacientes también puede verse afectada. La falta de sueño, el estrés, la depresión, la mala alimentación y la ansiedad alteran la capacidad de concentración, aprendizaje y las habilidades clínicas de los médicos, poniendo en riesgo su salud y la de los pacientes.

A pesar de ser un tema de suma importancia, los registros o la evidencia que se tiene es escasa y las medidas para combatirlo son casi inexistentes. Conocer, reconocer y documentar esta problemática permitirá tener mayor información para posteriormente generar soluciones.

Para finalizar, te pregunto, querido lector, ¿has perpetuado estas actitudes?, ¿has abusado de tu poder?, ¿has justificado tus actitudes por pensar que si así fue, así debe de ser?

Podemos empezar nosotros a cambiar, a darnos cuenta de nuestras actitudes y de las consecuencias de nuestros actos.

Por la Dra. Jesica Naanous Rayek, especialista en medicina interna, egresada como médica cirujana de la Universidad Anáhuac México Norte. Disponible en Medscape en español.