A un siglo de la primera transmisión radial masiva, recorremos la vida de Enrique Susini, uno de los grandes visionarios de las telecomunicaciones de Argentina.
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El 27 de agosto de 1920 los estudiantes de medicina, Enrique Susini, Luis Romero Carranza, César José Guerrico y Miguel Mujica harían historia. Se ubicaron en el techo del Teatro Coliseo de Buenos Aires y transmitieron al aire Parsifal, de Richard Wagner, dando lugar a la primera transmisión masiva. Fueron bautizados como "Los locos de la azotea". 
La fascinante carrera de Enrique Susini

Enrique Telémaco Susini era el mayor de once hermanos. Fue el creador de Vía Radiar, que combinaba la radio de onda corta con la telegrafía, anticipaba las comunicaciones personales a distancia, dando un giro de 180° a las telecomunicaciones. Al respecto, su sobrino nieto Gonzalo comenta a un portal de noticias:
"Vía Radiar fue también una genialidad de parte de él y su grupo… Habían hecho la radio en el año 20 y en 1927 se les ocurre desembarcar con un sistema de radio de onda corta telegráfica. Y para eso comienzan en Europa para ver por dónde podían estar las ciudades cabeceras. Pero no tuvieron cabida en Londres ni en París ni en Berlín, ya que las grandes empresas como la ITT o la Telefunken les bloqueaban toda posibilidad… Sabían que ellos tenían esta idea y podían hacer algo competitivo que los sorprendiese. Entonces Enrique dijo bueno… vamos a ver si hacemos contacto con España, donde en ese momento estaba Alfonso XIII. Se reunieron y como tuvieron muy buena relación personal llegaron a la conclusión de que España podría ser la cabecera de playa. Enrique consigue un lugar donde poner una antena gigante que iba a recibir las ondas cortas. Así fue que en Madrid compró unos terrenos, que no fue nada fácil, y en dos años revolucionaron las telecomunicaciones (...) en muy pocos meses se quedó con el monopolio de las comunicaciones entre Europa y la Argentina lo que hizo que bajasen los precios de una manera increíble. Esa novedad coincidía con la presencia de grandes contingentes de inmigrantes en la Argentina y por eso Vía Radiar fue muy popular: (...) Imaginate la alegría y la posibilidad de tanta gente que venía a la Argentina y que dejaba a sus familiares directos, a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos…A lo mejor venían para trabajar en la cosecha y volvían a Europa, y esta era una manera de estar en permanente contacto en tiempo real además, porque esta es la genialidad… Mandaban un radio telegrama y llegaba en pocas horas".

Tras dos años, Susini vendió Via Radiar a ITT en 1930 y decide embarcarse en el mundo del cine. Gonzalo comenta:
"(Susini) estudia cine, estudia todo lo que es sistemas de producción, trae especialistas internacionales, a John Alton un húngaro que era un genio, trae sonidistas… Y compra una quinta, un predio en Munro y dice bueno vamos a fundar el equivalente de la Metro aquí en la Argentina. Y así lo hicieron. Compraron la quinta “La Algovia” en lo que entonces era prácticamente una zona rural y automáticamente se fue transformando en un polo de desarrollo audiovisual. Y así nació Lumiton, que era luz y sonido"
Las películas de Lumiton tenían una clásica presentación, que era el sello que las identificaba:
"Todos hemos visto la presentación de Lumiton, que era el hombre que golpeaba un gong…Se trataba de primer bailarín del Teatro Colón, Michel Borowsky. Bueno, eso después lo copiaron los ingleses y ellos, el grupo de Susini, en lugar de hacer un juicio por usurpación de la propiedad intelectual y buscar resarcimiento económico, se pusieron contentos y dijeron quiere decir que estamos haciendo las cosas bien si los ingleses nos copian".

La primera película sería "Los tres berretines", una obra de teatro adaptada al cine, con guión y hablada. Según los historiadores, tuvo un costo de diez mil pesos de la época. Y recaudó un millón.
Fue la primera de las 99 películas que se filmaron en los estudios de la Avenida Mitre 2351, donde entre muchos otros comenzaron su carrera: Mirtha Legrand, Mecha Ortiz, Juan Carlos Thorry, Susana Freyre, Olga Zubarry, Niní Marshall y Hugo del Carril.
Enrique Telémaco Susini no sólo fue el líder de la empresa, sino que además compuso la música de varias películas, escribió guiones y fue director de muchos filmes, entre ellos, "La chismosa", que ganaría el primer premio internacional del cine argentino en el Festival de Venecia de 1938. La nota continúa:
"Susini alternaba su actividad en Munro con los trabajos que hacía en Europa, donde compartió el set con uno de los más grandes de la historia del cine:
-Lo dirigió a Vittorio de Sica… Fue en la película “Finisce sempre cosí”, en 1939… con Vittorio De Sica, Nedda Francy y Roberto Ray… Es que a Enrique se lo conocía mucho en Europa… Él dirigió teatro en Europa. Fue director de óperas en la Scala de Milán, donde dirigió “Oberon”, en las Termas de Caracalla, en Viena… él básicamente era regisseur de ópera, además de profesor de canto y violín."
También Susini, recibido de otorrinolaringólogo a los 23 años, operó a María Callas, a Caruso y a Gardel. La relación de Enrique Susini con Gardel parece ser el fundamento de un hecho histórico en la carrera del Zorzal:
"-Después con Carlos Gardel se conocen mucho y en un momento lo revisa y le dice que tenía una deformación en las cuerdas vocales, que tenía un semitono más de lo normal, consecuencia de esforzar mucho su voz… Entonces le dice, ‘mire lamentablemente usted con Razzano se tiene que separar porque es totalmente diferente el tono de voz de uno con el tono de voz del otro…~ Y le sugirió que se separase de Razzano porque ese dúo así no podía funcionar si él quería realmente continuar si carrera".
Pero su trayectoria no finalizó acá, sino que fundó el Festival Internacional de Cine en Mar del Plata en 1948, que alcanzaría su reconocimiento hacia 1954, tras una contienda originada por trabas gubernamentales, y, en 1951, decidió que el siguiente paso de su carrera sería traer la televisión a Argentina, un proyecto en el que venía pensando desde la década del ´30. Gonzalo Susini cuenta:
"-Estamos en plena época de Perón, necesitamos un interlocutor válido… entonces piden una audiencia con el presidente. Enrique va con Guerrico, que era un genio en la parte técnica… Venían estudiando todo, habían estado en EEUU y en Europa para ver qué sistema era el más conveniente… Perón les concede la reunión y los acompaña Jaime Yankelevich, que estaba a cargo de la parte comercial. A Jaime ya lo conocían ellos de los años 20 por la radio, porque Jaime era proveedor de los equipos de radio con su negocio de la calle Entre Ríos(...) Lo van a ver y para sorpresa de ellos en el despacho también estaba Evita, que fue la gran promotora porque cuando empezaron a hablar ella ya estaba al tanto de todo. Perón le dice… mire doctor, ya sabemos cuál es el motivo de su visita antes de que usted me diga nada y para que no se inquiete le digo que su proyecto ya está aprobado. Queremos traer la televisión acá y es más… si no lo hago, Evita no me deja entrar a la habitación. Así que sí o sí tengo que traer la TV a la Argentina. (Evita) lo miró a Enrique y le dijo…”Yo quise estar en esta reunión porque le quería agradecer… Una vez a mi me dijeron que no podía trabajar en Radio Belgrano porque era la amante de un coronel y me quedé fuera de Radio Belgrano, me cerraron las puertas, usted se enteró, llamó inmediatamente a Radio Belgrano y usted tuvo un gesto muy noble conmigo, intercedió y dijo que una persona no podía quedarse sin su trabajo por cuestiones personales.
Cuando se hizo la primera transmisión de la televisión argentina, Enrique Telémaco Susini no sólo era el Director General del Canal 7 sino que además fue el primer camarógrafo.
Pocos meses después, disgustado por determinadas circunstancias políticas, se alejó de la televisión, pero pronto tuvo nuevos proyectos. Su sobrino nieto Gonzalo Susini los detalla:
"-Estuvo en 1957 en el Festival de la Vendimia en Mendoza y puso por primera vez pantallas gigantes en el escenario… Y también fundó Telpin, la empresa telefónica de Pinamar, la primera cooperativa telefónica…Tenía una energía imposible de alcanzar… luego invitaba a todos los operarios a comer en su casa, cocinaba él… ¡y terminaba cantado y tocando en un piano de cola!…"
Julio Lagos concluye: 
"Una persona normal pasa a la historia con una sola de las creaciones de Enrique Telémaco Susini. Apenas una de estas actividades cubren la vida entera de alguien con pasta de emprendedor. Pero él fue un caso excepcional. Quizás alguna vez haya que contar su historia en una miniserie. O en una comedia musical".